jueves, 17 de junio de 2010

Euforia de fútbol: "Sin la matanza de Soweto hoy no habría Mundial"

"De no ser por esa masacre, hoy Sudáfrica sería peor y el Mundial nunca hubiese ocurrido", dicen hoy algunos afortunados  en Soweto, envueltos en la euforia de la gran fiesta del fútbol.




Hace 34 años, el gobierno de Sudáfrica anunció por decreto que los chicos y jóvenes negros deberán estudiar en afrikaans, la lengua del blanco, del opresor. Y por eso hace 34 años, en 1976, los adolescentes estallaron. No resistieron más. El país llevaba casi 30 años años bajo el yugo del Apartheid y decidieron revelarse. Organizaron una marcha en contra de la medida y se unieron frente a la Orlando West High School, en Soweto.

El sistema de educación bantú tenía por objetivo, según declaró el entonces ministro de Asuntos Nativos Hendrik Verwoerd y luego primer ministro de Sudáfrica, lograr que los negros "fuesen educados desde edad temprana de forma tal que entendieran que la igualdad con los europeos (los blancos) no es para ellos".
 
La Policía dispersó a balazos a casi 20.000 alumnos y Héctor Pieterson, un chico de 13 años, cayó muerto en brazos de su compañero Mbuyisa Makhubu. Su imagen dio la vuelta al mundo, pero otros 571 jóvenes y niños también fueron abatidos sin piedad. La protesta contra esas muertes y cuanto simbolizaban se esparció por todo el país y se reprodujo en ciudades como Pretoria, Durban o Ciudad del Cabo.

Los hindúes y los "coloreados" (mestizos) también se sumaron y así aceleraron las demandas y el rechazo que habrían de tirar abajo al gobierno segregacionista casi 15 años después.

Hoy, Héctor Pierteson tiene su propio museo en recuerdo de aquella atrocidad.

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