martes, 3 de mayo de 2011

Lejos de Bin Laden

La revuelta que arrancó en Túnez en diciembre pasado y que acabó con el Gobierno de Ben Alí no guarda relación alguna con los postulados radicalistas que extendió Osama bin Laden de la mano de Al Qaeda. Ni la revuelta que siguió en Egipto y acabó con Mubarak, ni siquiera la guerra civil desatada en Libia, ni las sangrientas represiones que intentan amordazar a sangre a los sirios.




Ninguno de los que protestan contra los gobiernos dictatoriales del norte de África y Oriente Próximo han esgrimido en su lucha proclamas yihadistas. Al contrario, si algo ha quedado claro en la ola de rebeliones en el mundo árabe es que los jóvenes y no tan jóvenes se han mostrado diametralmente opuestos a concebir el mundo como un gran califato, el sueño dorado del asesinado terrorista, sino que reclaman democracia y libertad,




Bin Laden ya estaba lejos de los suyos antes de recibir dos disparos mortales. Lejos ideológicamente. Quizás no supo calibrar la importancia de la interconexión global que se ha alcanzado con las nuevas tecnologías.




Un interesante artículo del periodista Javier Valenzuela en ‘El País’ ahonda en esta distancia entre el líder abatido y la mayoría de los árabes. Valenzuela, que ha sido corresponsal en El Líbano, sostiene que “los árabes ya lo habían enterrado”.




Tanto terrorismo para no lograr recuperar ni un centímetro de los territorios ocupados por los israelíes o tropas occidentales frente a un pueblo que de forma pacífica ha logrado tumbar en unos meses dos dictaduras que parecían inamovibles. Ese es el eco que queda .




En la misma dirección se expresa Ana Ballesteros, investigadora del Taller de Estudios internacionales del Mediterráneo de la Universidad Autónoma de Madrid. Ballesteros insiste en una entrevista en Radio 5 de RNE en que Osama bin Laden no representaba al mundo árabe, ni sus intereses, ni sus esperanzas, y mucho menos, representaba al Islam.