domingo, 23 de octubre de 2011

¿Un paso adelante?

La muerte de Muamar el Gadafi se antojaba necesaria para una Libia nueva. Pero no de esa manera. Hubiera sido mejor una muerte clandestina, encargada al agente 007, de guante blanco. Me creo que eso lo hubiéramos aceptado, aún elucubrando quiénes fueron y alguna película habría salido de esa muerte si hubiese sido bien planeada, ya les digo, una muerte “limpia”, si es que se puede calificar de limpio cualquier asesinato. 


Porque de eso se trata. El asesinato de Muamar debería haber sido más “limpio”, de hecho, en puridad, debería haber sido juzgado y condenado, para lo que se necesita estar vivo. 


Por nada pretendo defender a un carnicero. Ni a su familia. Muy poco se puede decir de un gobernante que permitió hasta anteayer, el año 2000, el patrocinio de terroristas de terceros países, entre ellos, etarras, y fabricar armas de destrucción masiva. Para recordar su historial, aquí tienen el wikienlace. Pone los pelos de punta. 


Hubiera podido ser detenido solo por la cuarta parte de su historial en 2007 cuando se vino a España (Unión Europea) con la jaima a cuestas, que instaló en El Pardo, pero se le recibió como líder y en Repsol babeaban por reunirse con él. Aquí tienen otro enlace


Lo dicho. Siempre me he preguntado cómo un tipo así no murió antes en un atentado raro, un accidente de avión, un incendio…Así hubiera sido más fácil mirar para otro lado.    


Pero no. De esta manera, no nos queda más remedio que mirar de frente. Si ha sido bravo el movimiento de ansias de libertad y cambio que hace menos de un año arrancó en Túnez, reventó su dictadura y la de Egipto y se topó con fronteras como la Siria y Libia, lo ocurrido con Gadafi solo se puede calificar de feroz y salvaje. Comprensible, sí. Civilizado, no. 


Con la caída del dictador libio se confirman los vientos que arrasan en el norte de África, pero que esos vientos no se conviertan en huracanes. Se trata de avanzar. No de regodearse en la sangre. Por muy sucia que sea. 


¿Y ahora qué? 

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