martes, 7 de septiembre de 2010

Obiang: Cuatro asesinatos más

El viernes 27 de agosto, Obiang Nguema, fusiló a cuatro personas acusadas de un supuesto intento de golpe de Estado y de, también supuestamente, planear su asesinato. Las ejecuciones, que la embajada de Guinea en Madrid ha afirmado que "son absolutamente justas", se llevaron a cabo tan solo una hora después de que un consejo de guerra dictara sentencia. El Gobierno español no condenó estas muertes hasta nueve días después de haberse producido.


Obiang justificó tanta prisa por disparar en que los cuatro presuntos "terroristas", eran "un inminente peligro contra mí, contra mi familia y contra mi Gobierno". 



Se trataba de dos oficiales de su Ejército, un ex miembro de los servicios de seguridad y un funcionario de aduanas, que era sobrino de Nguema, acusados de liderar el asalto al Palacio Tres de Agosto, residencia del dictador en Malabo, el 17 de febrero de 2009.


Entre los cuatro ejecutados se encontraba un hermano de Teodoro Obiang, Jacinto Micha Obiang, que era funcionario de aduanas. Los tres restantes se llamaban José Abeso Nsue, Manuel Ndong Aseme y Alipio Ndong Asumu. Fueron enjuiciados el 21 de agosto y solo seis días después, cuando hubo sentencia, acribillados a balazos. El juicio ha sido considerado por Amnistía Internacional como una burla. No hubo posibilidad de apelaciones. No hubo defensa. Ni siquiera se ha investigado quién o quiénes fueron los verdaderos instigadores del asalto al palacio de Obiang.


Secuestrados y torturados


El caso es que el encarcelamiento de los cuatro infelices es tan sospechoso como el juicio sumarísimo en el que no tuvieron defensa y no hubo tiempo para apelaciones. Vivían como refugiados políticos en Benin, pero en enero pasado desaparecieron y no se les volvió a ver hasta el día el 14 de agosto, cuando aparecieron en una celda de la prisión Black Beach de Malabo.


Los portavoces de Obiang afirman que los ejecutados "regresaron por su propia voluntad a Guinea", pero Amnistía Internacional (AI) sostiene que fueron secuestrados y torturados, y que con los testimonios arrancados a golpes se elaboró la causa que les llevó a un consejo de Guerra pese a no haber guerra. Fueron condenados a muerte por atentado contra el Jefe de Estado, Forma de Gobierno, terrorismo y alta traición. 


Según el demoledor informe de AI, los condenados ni siquiera estaban en la sala cuando se dictó la sentencia. 


En un abrir y cerrar de ojos fueron ejecutados y enterrados en una fosa común. La comunidad internacional se ha limitado a sentir pena y dar un simbólico tirón de orejas al dictador cuyo culo se asienta en un enorme caldero de uranio y petróleo. Ante las tímidas "consternaciones" del Gobierno español, el embajador de Guinea Ecuatorial en Madrid ha remarcado que los asuntos de ecuatoguineanos son "cuestión interna" y que las ejecuciones fueron "absolutamente justas", pese a haberse saltado todas las normas del Derecho Internacional.

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